sábado, 21 de mayo de 2011

LA FAMILIA, LA PRIMERA ESCUELA



El proceso de modernización de la familia supone una pérdida de funciones a partir de las que tradicionalmente había venido asumiendo. Esta circunstancia debe considerarse en profundidad para entender el proceso de socialización familiar en la actualidad, ya que esta variabilidad afecta a la posición de la familia en cuanto a su papel socializador.
Hasta hace relativamente poco tiempo, la familia era capaz de cumplir con su compromiso de cuidado, protección y formación de las nuevas generaciones, sin embargo en la actualidad esa tarea le sobrepasa y la comparte con otras instituciones especialmente con la escuela.
Es en el ámbito familiar donde se consolidan unos valores, normas, formas de pensar, obrar y sentir que se incorporan a la personalidad del individuo que a su vez la escuela se encargará de asegurar, fortalecer, reprimir u ocultar con la ayuda de otros agentes de socialización como los grupos de iguales y los medios de comunicación de masas.
 La acción educativa y socializadora de los padres sobre los hijos es el resultado de múltiples interacciones resultado de un clima familiar determinado y de experiencias diversas, sin embargo, a diferencia de la escuela, los padres no son expertos en educación, no tienen una formación específica para ejercer tan difícil tarea, sobre todo teniendo en cuenta que la sociedad en que vivimos requiere una formación determinada para realizar cualquier actividad. En este sentido la familia compite con la escuela; la escuela goza de una acreditación reconocida en educación, posee los recursos necesarios, los expertos y las experiencias acumuladas en un mundo donde la especialización es imprescindible para llevar a cabo cualquier tarea. Sin embargo la familia se encuentra en una situación diferente; los padres no son expertos, aunque desean serlo, observamos entre las madres un deseo de profesionalizar su papel de madres, buscan un manual que les guíe en la educación de sus hijos. En realidad se trata de trasladar al ámbito familiar las exigencias que se encuentran en el mundo laboral.


El papel de la familia como mediadora entre el niño y la sociedad, que prepara a éste como persona, configurando su idea de sí mismo, su autoestima y conformando una serie de de actitudes, valores y pautas de comportamiento, se lleva a cabo bajo las influencias que los hijos reciben desde fuera: los amigos, otros estilos de vida, valores de otras culturas, los medios de comunicación de masas. En este sentido, los padres van cambiando sus valores y adaptándose a las demandas del entorno, incluso en ocasiones en contra de los principios en que ellos han sido educados. Esto provoca la preocupación de los padres por tratar de aportar a sus hijos instrumentos y modelos de conducta adecuados a las circunstancias en que actualmente viven las nuevas generaciones.
Las nuevas formas de concebir el mundo están basadas fundamentalmente en los valores que se muestran desde el entorno social: familia, escuela, grupos de amigos, medios de comunicación e información, y es a través de este universo de valores cómo se puede comprender qué está pasando en nuestra sociedad. Los niños y jóvenes se están integrando en un contexto en el que los valores tradicionales se entienden y se viven de forma muy diferente. En los últimos años se observan grandes cambios en la apreciación de valores y prioridades educativas8, además de en la forma en que son vividos.

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